El foco de nuestra misión no son los edificios, son las vidas de las personas que los habitan. Una vida saludable en el pueblo pasa por disfrutar de una vivienda confortable, eficiente, accesible, y que fomente nuevos modelos de convivencia.
Las plazas, las calles, los edificios públicos, conforman un ecosistema vivo de relaciones que hay que cuidar. Las pequeñas intervenciones urbanísticas generan oportunidades de desarrollo para el municipio y mejoran la salud de la comunidad.
El sector de la construcción ha de recuperar un sentimiento de pertenencia y compromiso con el mundo rural. El reciclaje y la especialización de los y las profesionales de la construcción, es tan necesario como la recuperación de los saberes, materiales y técnicas tradicionales.